El Jimny de Suzuki no tiene rivales por capacidad de tracción, ligereza y agilidad, tanto por su ajustado tamaño como por la eficacia del sistema de tracción total. Si el reto es llegar lo más lejos posible, pocos coches ofrecen lo que el Suzuki Jimny.
Con poco más de una tonelada a cuestas, tracción total con reductora además de la electrónica de control de descenso ayudando a modo de diferencial activo, el Jimny es imbatible. En especial cuando las cosas se ponen feas, deslizantes o arenosas. En nuestro recorrido esta vez incluimos ríos de arena, dunas y las pistas más rotas del desierto y el resultado siempre fue el mismo, adelante.
El Jimny es un coche que no que achica ante nada, es cómodo para viajar y con 102 CV en su motor es posible hacer muchos kilómetros respetando las normas de tráfico con un consumo ligeramente inferior a los siete litros para cada 100 km. El interior es sencillo, incluso austero, pero cómodo y de excelente factura, pensado y diseñado para durar. Los asientos son cómodos, incluso calefactados, la postura de conducción es perfecta y el cuadro de mandos ofrece toda la información que podemos desear. Con las pistas más rotas se pone en evidencia la dureza de todo el bastidor y como esta dureza también se transmite al interior, a sus ocupantes, y en esas condiciones es cuando se muestra más exigente, digamos que no está en su salsa porque la corta batalla hace que la misma piedra sacuda ambos trenes casi de inmediato, y entre la dureza y la ligereza hay que estar atentos a los movimientos de la carrocería. Al margen de esto, el resto es pan comido para el Jimny. Es uno de los coches más atractivos del mercado; parece un Hummer, pero de bolsillo, y con el color verde militar casi resulta intimidante.
A grandes males grandes soluciones
La que probamos es la versión 1.5 L PRO de tres puertas con solo dos plazas, equipada con el motor de gasolina de 1,5 litros que rinde 102 CV y que está homologado como Furgón de categoría N1 para evitar un impuesto de matriculación exagerado por temas de emisiones. Es la opción de vehículo comercial para evitar multas por motivos de CO2 en Europa. Para ser adaptado a esta realidad incorpora una rejilla divisoria con la caja de transporte, pero al margen de esto en Suzuki han optado por dotarlo con un buen equipamiento que incluye desde las luces automáticas a los asientos calefactables sin olvidar el control cruise, el volante multifunción y mucha electrónica activa y de seguridad, con control de descenso, el sistema de frenado de emergencia y muchas más cosas que le dotan de un más que razonable confort de uso con un precio de casi 25.000 euros.
Lo mejor del Suzuki radica en su ligereza asociada a su espectacular capacidad off road. El Jimny es un tracción trasera con el tren delantero conectable para conseguir una tracción total que se reparte al 50% entre ambos ejes, reforzada por una imponente reductora que aporta el máximo de potencia y motricidad, todo ello asociado a dos ejes rígidos que soportan el peor trato sin inmutarse. La electrónica también ayuda con el control de descenso y el control de tracción y estabilidad, de forma que cuando las ruedas de un mismo eje pierden capacidad de tracción, el control de tracción actúa sobre los frenos para que estas dejen de patinar y por tanto de perder fuerza motriz para redistribuir el par al eje que tiene mayor capacidad de tracción, para que pueda continuar adelante.
El Suzuki presenta unas sensacionales aptitudes off road sobre la ficha técnica que se traducen en una increíble supremacía sobre el terreno: ángulo de ataque de 37 grados, ángulo ventral 28 grados y ángulo de salida 49 grados. Con estos datos es difícil que el Jimny se quede atascado y en manos expertas, los 21 centímetros de distancia al suelo son determinantes. Además de los mencionados ejes rígidos, el Jimny dispone de una robusta carrocería atornillada a un chasis de vigas y traviesas de última generación, con refuerzos en “X”, a modo de pequeño tanque sobrado de recursos para superar el peor trato siempre con un sobresaliente. La meta de nuestra prueba/aventura fueron las dunas del desierto del Sáhara y ese fue el colofón final para el pequeño Jimny. Allí, con una presión en los neumáticos de un kilo subía y bajaba por cualquier parte sin quedarse atascado en ningún caso, surfeando por la arena como si hubiera nacido para estar allí. No fueron pocos los que tuvieron que recurrir a las palas para seguir adelante, incluso nuestra pala tuvo que trabajar, pero para ayudar a otros mientras el Jimny esperaba tranquilo para seguir como si nada.
Genuinamente Suzuki
En la época de los SUV es realmente de agradecer un genuino todo terreno como los de antes, pero con muchas soluciones técnicas que le sitúan entre lo mejor del momento, tanto por motor, como por la caja de cambios y la legendaria capacidad tracción que ya hemos comentado. Está en el ADN de Suzuki y lo está con un añadido inseparable, la fiabilidad que lo hace indestructible y que todavía hoy podamos ver fácilmente. Podemos viajar al interior, a los pueblos más escondidos y recónditos de nuestro país para encontrar veteranos Suzuki que siguen dando la cara con cientos de miles de kilómetros a cuestas. Los populares Samurai fabricados en Linares, en Jaén, llegaron en los 80 para quedarse en nuestros pueblos y después de tres generaciones y casi cincuenta años todo vuelve a empezar con el Jimny sin perder un ápice de su bien ganada fama de robustez, fiabilidad y aptitudes todoterreno. La anterior generación del Jimny estuvo nada menos que dos décadas en el mercado desde su debut en 1998, pero la cuarta generación lo mejora en todo, como era de esperar. Quizás sea por eso que, de todas las generaciones de Suzuki Jimny, se han vendido algo más de 2.850.000 unidades en el mundo.
Fiabilidad ante todo
El motor del Suzuki Jimny es un cuatro cilindros en línea de 1.5 litros asociado a una caja de cambios manual de cinco velocidades. El motor ofrece 102 CV a 6.000 rpm con un par de 130 Nm a 4.000 rpm. Más allá de las cifras, es obligado volver a pensar en la ligereza, porque el Jimny va sobrado de prestaciones para viajar sobre buenas carreteras. Se desenvuelve realmente bien en todo tipo de superficies y también en asfalto. El motor es suave y progresivo en su entrega de fuerza y mantiene perfectamente y con un alto nivel de confort las velocidades legales. Más allá, empieza a ser ligeramente delicado por su altura, pero incluso por encima de esos 120 km/h va perfectamente. Y en el tráfico urbano tiene la inmensa ventaja de su reducido tamaño y su altura, que lo hace mucho más seguro y cómodo para desplazarse de un lugar a otro. Y ya que hablamos de seguridad, no está demás apuntar el completo equipamiento tecnológico de seguridad que incorpora de serie por medio del sistema Suzuki Safety Support, un completo sistema ideado para ayudar al conductor a evitar accidentes. El sistema incorpora diversos sensores para activar ayudas como el aviso de abandono de carril o lector de señales de tráfico, también sistema pre-colisión que se activa si determina riesgo de impacto para lo que emite una advertencia sonora y aumenta la fuerza de frenado o la aplica directamente si no tiene reacción por parte del conductor. También incluye luces inteligentes activas que de forma automática recurre a las largas cuando no deslumbra a otros usuarios de la carretera. El Jimny no solo está entre los mejores vehículos fuera de la carretera, también es un coche realmente cómodo, estable y divertido de conducir en el tráfico urbano.