Bern Schneider, huir de las tinieblas en busca de la estrella
Con su sueño de la F1 convertido en pesadilla, la carrera de Bernd Schneider parecía ir cuesta abajo. Pero un día llegó una llamada desde Mercedes y todo cambió. Hay un grupo de pilotos que solo por su talento innato ya deberían haber tenido una larga y variada carrera en la Fórmula 1. Sin embargo, por alguna razón, nunca se les dio la oportunidad que merecían. Mike Thackwell, Rick Mears, Tom Kristensen y Kazuyoshi Hoshino son solo unos pocos ejemplos.
Bernd Schneider, con unas habilidades magistrales al volante, era digno de un lugar importante en esa galería de pilotos con algo especial.
Dos miserables temporadas de F1 en un marchito Zakspeed a finales de los 80 y un cameo de una temporada con Arrows en 1990, es un mal reflejo del talento efervescente de un piloto que logró saborear tantos éxitos en el DTM durante más de una década.
En 1991, el año en el que la carrera de Schneider estaba comenzando a reconstruirse, la sombra amenazante de Michael Schumacher comenzaba a imponerse sobre la ambición de cualquier otro aspirante alemán a la F1.
Al comienzo de su trayectoria, el prestigio de Schneider había sido igual al del futuro 7 veces campeón del mundo, pero después de 9 míseros Grandes Premios, la carrera de Schneider tuvo que ser reconstruida ladrillo a ladrillo.
"Quería irme de Zakspeed a finales del 89 porque los motores Yamaha eran un completo desastre", recuerda Schneider. "Tenía una oferta para irme a Sauber-Mercedes en el grupo C, pero (Peter) Zakowski lo bloqueó porque había un contrato. Entonces, de repente, Zakspeed se terminó definitivamente. Era demasiado tarde para mí, no tenía nada excepto una prueba con Arrows".
Schneider consiguió una oportunidad inesperada en el GP de Estados Unidos de 1990 en Phoenix, sustituyendo al lesionado Alex Caffi y finalizando en un razonable duodécimo puesto a los mandos de un viejo A11 Cosworth. También pudo completar los primeros test del lamentable motor Porsche 3152 V12, tan ancho como pesado. Schneider sabía que aquel era quizás su último tren en la F1.
Pero la verdadera encrucijada para él no llegaría hasta Agosto de 1991, cuando un agitado Eddie Jordan le llamó en estado de pánico.
"Eddie me llamó justo después de saber que Bertrand (Gachot) no iba a salir de la cárcel a tiempo para Spa", dice Schneider. "En esa época estaba haciendo Interserie e IMSA con Joest en un Porsche 962. Era un gran cambio en comparación a la F1, por supuesto, pero yo estaba empezando a disfrutar de las carreras de nuevo."
"Eddie estaba incluso más emocionado de lo habitual, decía que necesitaba a alguien para sustituir a Gachot y que yo podía hacerlo. Pero Schumacher llego con algo de dinero y supuse que era la última oportunidad para mí. Una vez que la oportunidad se va, es para siempre, y yo lo sabía".
Con Schumacher como un cometa en dirección a la gloria en la F1, Schneider se convirtió en el gran olvidado en su tierra natal. Sin embargo, después de deslumbrar en algunas carreras de bajo perfil en la Interserie y en IMSA con Joest 962, renació y se desató cuando Norbert Haug lo contrató para el DTM.
"Nunca estuve en posición de disfrutar de la F1 porque con Zackspeed siempre se trataba de sobrevivir e intentar clasificarse. El único objetivo era batir a tu compañero y nada más. Nos pasamos toda la temporada del 89 llegando solo un par de veces más allá del clasificatorio de las 9 de la mañana del viernes. ¡Es algo que comienza a cabrearte después de un tiempo!"
Los años de Mercedes fueron realmente productivos para Schneider en cuanto a éxitos se refiere. 5 títulos de DTM (1995, 2000, 2001, 2003 y 2006), incluyendo unas destacadas 43 victorias, la corona del ITC en el 95 y el campeonato GT de la FIA en el 97 cayeron en sus manos. Se convirtió en una referencia del DTM con su rendimiento de otro planeta, actuando a un nivel e intensidad descritos una vez por Haugh como "Un nivel todavía por alcanzar".
Su retirada en 2008 se celebró con gloria y elogios, pero aquellos que le conocían se dieron cuenta de que no estaría fuera de la pista por mucho tiempo. Para Schneider, era el comienzo de una segunda etapa a modo de veranillo de San Miguel en su carrera.
"Cuando volví en 2012, fue a un nivel diferente al que tenía anteriormente, pero ya sabes, tan pronto como probé el Mercedes SLS AMG GT3 me di cuenta de que podría usar algunas de las habilidades que poseía del pasado. Pienso que era el momento de estar más relajado", dice Schneider.
Después de un par de escarceos en el Baku City Challenge y en una temporada del GT australiano, Schneider recuperó su vieja magia ganando las 24 horas de SPA y Nürburgring en 2013. Esta última victoria en Nordschleife con el Mercedes SLS AMG GT3, equipado con neumáticos Dunlop, fue especialmente dulce.
"Ha sido increíble, todavía no puedo creerme los éxitos que logramos ese año", dijo. El desarrollo tanto del coche como de los neumáticos Dunlop fue excelente, y nuestro trabajo se ha visto recompensado finalmente con la victoria en Nordschleife.
Mantengo todos estos buenos recuerdos y trato de olvidar todo lo pasado en la F1, pero me doy cuenta que sin esa época sintiéndome como una mierda en las mañanas de los viernes, cuando no podía ni siquiera clasificarme para el Gran Premio, nunca habría tenido el empuje necesario para lograr todos los éxitos que llegaron después".