Tras el accidente de trafico en los reconocimiento de Sebastien Ogier y Vincent Landais, Kalle Rovanpera y Jonne Halttunen viajaron rápidamente a intentar reconocer lo mejor posible los tramos antes de la carrera, para después dar un festival de pilotaje y adjudicarse un rally que no lo tenían ni en la agenda.
Finalmente la victoria sería por 28,3 segundos sobre su compañero de equipo Elfyn Evans, consiguiendo un interesante doblete de Toyota, tras la caída de rendimiento de Andreas Mikkelsen, líder de la primera etapa. Todo empezó con un pinchazo en el primer tramo de la ultima etapa cayendo a la sexta posición, por lo que Adrien Fourmaux sumaba un nuevo podio a su palmarés mundialista.
Mikkelsen buscaba su primera victoria desde 2016 y pasó a liderar a la carrera durante toda la primera etapa pero la mala suerte se cebó en el piloto de Hyundai.
Por su parte a Evans le fue mejor con respecto a sus rivales por el titulo Neuville y Tanak, pudiendo recortar puntos con el belga y superar a Tanak.
Un impacto inevitable con un ciervo obligaba a Tänak a retirarse el viernes por la mañana, pero volvió a tomar la salida y pudo sacar 11 puntos de la puntuación del Super domingo. Neuville, por su parte, ganaba la Power Stage pero terminaba cuarto, tras abrir pista la primera etapa en un trazado poco recomendable para ello en la primera etapa perdiendo mucho tiempo
Fourmaux, que logró su tercer podio esta temporada, terminaba el rallye con 28,1 segundos de ventaja sobre Neuville, mientras que Mārtiņš Sesks lograba un sorprendente quinto puesto en su debut en la máxima categoría, y con un Raly1 sin la ayuda eléctrica.
Tras Mikkelsen, sexto, llegaban Grégoire Munster y Takamoto Katsuta, algo irregulares y grises en esta carrera, sobre todo elk japonés. El ganador de la categoría WRC2, Sami Pajari era noveno, cerrando los diez mejores Oliver Solberg, segundo de los de la categoría de plata.